Monday, November 06, 2006

5.8. EL DEBATE DEL COMERCIO MUNDIAL

¿Es posible un mundo en el que la Humanidad no conozca el hambre? Sin duda alguna, sería un mundo mejor y no existirían la mayor parte de los problemas sociales y políticos que hoy sufren los países en vías de desarrollo.

¿Cómo extender la diplomacia de los estómagos llenos, en palabras de Bob Garst[1]?

La respuesta no es simple. Si elevamos el nivel de proteccionismo, es decir, ponemos trabas a que los agricultores de fuera introduzcan sus productos en nuestros mercados, impedimos que los países del Tercer Mundo puedan alcanzar un desarrollo. Pero, si disminuimos el nivel de proteccionismo condenamos a nuestros agricultores, ya que no pueden competir con los precios y salarios de los países en vías de desarrollo.

[1] Roswell Garst, más conocido como Bob Garst, a pesar de no ser muy famoso, es uno de los personajes más peculiares del siglo XX. Conocido granjero, técnico agrario y divulgador de las modernas técnicas agrícolas y ganaderas, se hizo famoso cuando Nikita Krushchev en visita oficial a los Estados Unidos en 1964 visitó su granja por expreso deseo suyo. Anticomunista convencido, ello no fue inconveniente para que colaborase como asesor en temas agrarios con la Unión Soviética y los países del Telón de Acero, implantándose en estos muchas de las mejoras que él propuso. Ante las acusaciones de ayudar al enemigo, él alegaba socarronamente, que cuando a estos países les fuera bien, dejarían de ser comunistas. También colaboró y luchó contra el hambre en los países del Tercer Mundo y murió convencido de que era posible su erradicación. Hoy día, se le considera como un embajador de la paz en los duros y tensos momentos de la Guerra Fría.

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